El pequeño maratón de la boda de Sara y David comenzó en Parla y acabó en la finca La Rivera de Aranjuez con la amenaza constante de un aguacero en cualquier momento del recorrido que nos llevaría luego a Pinto y otra vez a Parla, a su pequeña y coqueta ermita de Ntra. Sra. de la Soledad donde se celebró la ceremonia entre salves y coros rocieros. Descubrimos todos, incluido David, las cualidades de Sara cantando una vez entregados los anillos y las arras, ¡Qué emotivo momento!
Tras la ceremonia, una sesión de fotos en los jardines de Aranjuez ya con un cielo menos amenazante y los rostros ya serenos y relajados después de muchos días de preparativos.